sábado, 26 de junio de 2010

BUSCANDO LA LUZ QUE PASA...

Ir caminando por ahí, esperando que un rayo me parta al medio y me empuje directo a la silla...

Es algo natural no saber de dónde viene y a donde va la inspiración cuando pasa por aquí… ¿aquí es “donde?”, cuando aparece tampoco puedo reconocer donde se halla, ¿es en el cuerpo? ¿es en la mente? ¿es en el espíritu? ¿en el ánimo? ¿en la mirada?... ¿dónde?...
Por haberla conocido yo creo que es sin duda, un arma del alma, un arma poderosa tanto como efímera, tal vez si Dios la hubiera hecho permanente seriamos seres brutales en comportamiento, pensamiento y sentimiento, aunque no sé si podríamos convivir.
Creo que es sin duda un sentimiento puro y espiritual porque claramente es una sensación que no distingue ni discrimina a nadie ni a nada, se inspiran ricos, pobres, analfabetos y eruditos. No hace falta ponerlo en palabras pero su último deseo es la acción.

“Escucho como dos personas hablando entran a la casa, las llaves en el cerrojo de la puerta y como se acercan sus pasos y de repente se detienen, no se oye nada, se mueven algunas sillas y se abre una canilla y escucho como corre el agua. Uno de ellos abre la heladera y se escucha el tintineo de las botellas por el impulso de la puerta. Nuevamente silencio, afuera con un ladrido feroz, un perro que permanece atado en la vereda ladra a alguien que se acerca, siento sus pasos y como taconea al llegar a la vereda, probablemente para sacarse el barro del suelo húmedo. Un pequeño quejido y la puerta se entre abre y uno de ellos con voz tímida le dice que puede pasar. De repente el silencio pareció enrarecido, no se oían ni las hojas de los árboles y nadie parecía respirar, pero había vida porque la sensación era de estar conteniendo el aire. Me inclino sobre mis rodillas y pongo mi oído en el suelo pude ver mínimamente como las partículas de tierra empezaban a temblar y sobresaltarse, eran pasos que ascendían por la escalera, entre las hendijas vi un cuerpo que se acercaba, al instante mucha luz. La pequeña puerta que se abrió y entre la luz completa una mano abierta sale y se mete en la oscuridad en donde estoy...”, el resto es historia de los hombres.

Escribí este pequeño relato pensando en Anne que ya no es más una figura de oscuridad para mí, sino de extrema esperanza y desarraigo. Cuando veo a Anne en las fotos habituales en las que aparece su rostro publicado, la primera sensación es sentir algo de oscuridad, de miedo, de tristeza y misterio. Es algo contradictorio porque en la mayoría de las fotos que se le han tomado durante su niñez evoca a un rostro sonriente, bello y puro. Está claro, no son sus expresiones. Tal vez sea la impresión de los fotogramas, ese negro bien negro, ese blanco bien blanco que ahora es amarillo corroído por el tiempo y la historia que nadie pudo ahogar. Tanto que me hace acordar a las fotografías que se hallan en los cementerios en los nichos de difuntos viejos que ya nadie visita, olvidados entre los escombros y el polvo de que alguna vez como Anne fueron alguien. Cuando miro esas fotos también pienso en los desaparecidos que son solo rostros que parecen no tener historia y solo esperan que alguien los reconozca, como si la fotografía les hubiera robado el alma.
Nada más lejano es Anne y la muerte de las personas que mueren habiendo dado todo por vivir en manos de otras personas iguales a ellos. Tener el cuerpo de una niña de 12 años en las manos, tener que arrebatarle la vida a alguien que soñaba ser escritora no para sobrevivir sino para vivir, es la vida.
Pero Anne no es nada parecido, no es muerte, no es negación ni oscuridad. Para una niña que se dedico a vivir forzadamente en un ático, como en la foto los nazis le podrían haber robado el alma pero no, aunque quisieron detenerla en el tiempo no pudieron sancionarla, silenciarla o tergiversarla, esta es la peor propaganda nazi hablando en su mismo idioma.
Anne sabía que no era la realidad de una niña la que podía vivir pero nunca le importo, simplemente redujo su vida a una pequeña ventana en aquel ático de la casa de Ámsterdam, unida con los suyos pero no dejando de ser una individualidad porque a pesar de amontonar a una familia a ese cuarto de 2 x 2cm nadie podía entablar relación con el otro, ya estaban desmembrados. Dirá su padre años después, “no recuerdo que la pequeña Anne fuera tan reflexiva…” digo, ¿cómo podría recordarlo? Si no había recuerdos ni antes ni después.
Tal vez lo mas inconsciente y más sano que hizo si nos pondríamos a psicoanalizarla es haber protegido su individualidad pero que decir…solo se limito a escribir y cuando se dio cuenta de que se hallaba bien en las palabras siente que puede ser escritora alguna vez, como decirlo, Anne con desear eso estaba siendo insolente con la vida. Si todo esto lo hubiésemos visto en una película podríamos anticiparnos a cada momento contado y pensaríamos tal vez, ¡mira esta chica en qué momento de mierda piensa o sueña cosas hermosas para sí y para el mundo!… ¡No! ella lo estaba viviendo y ¿que podía tener de hermoso lo que vivió?...para Anne TODO.

Ni todo el confort del mundo, ni toda la tecnología en auge podrán arrebatar de las personas la inspiración, así como a Anne no la limito nada y teniendo todo por perder.
¿Porque a veces se pide responsabilidad con lo que se dice? Y no porque no haya que ser insolente con el mundo de hoy, vaya que si, también porque recibir inspiración es un don y siempre hay algo por comunicar, es una emoción noble e intangible, no material porque de su recolección aparece el plano sentimental y reflexivo de la creación. No se habla mucho de ella porque el ser humano aun no ha podido decodificarla y la verdad, ojala nunca lo haga porque además es intransferible, es que no puedo nunca exactamente contagiar lo que sentí e hice con ese momento y por más que lo contagie no lo enraízo en otros. Como asi lo vivio Anne, son momentos privados con el alma. Son breves momentos de magnificencia, el resto es historia de los hombres.
Por último, el sueño de Anne finalmente se hizo realidad y así como en una película con final feliz esto nos puede dejar aliviados, y es que su padre le concreto el sueño al sobrevivir y al considerar valioso su diario. La moraleja de esto es que siempre necesitamos de otros para que nuestra voz se alce más fuerte.  La vida de Anne es un ejemplo entero para copiar y tener como modelo. Nada es tan oscuro ni nada es tan brillante, todo se puede transformar gracias a Dios.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buena nota, te invito a pasar por mi blog, sime lopermitis voy a ponerte como uno d emis enlaces preferidos...
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Soledad dijo...

Muchas gracias a vos...y todos los caminos abiertos son bienvenidos...gracias.